Estilos
de Alcalá
En
general continúa la pauta de todos los años de usar preferentemente los estilos
más habituales y conocidos, tal y como podemos ver según el número de veces que
han sido interpretados:
· Joaquín el de la
Paula 1
– 41 veces interpretado
· Joaquín el de la
Paula 2
– 38
· Joaquín el de la
Paula 3
– 36
· Joaquín el de la
Paula 4
– 4
· Agustín Talega 1 – 24
· Agustín Talega 2 – 1
· Andonda
1
– 22 (Estilo trianero considerado ya casi imprescindible cuando se liga a
estilos de Alcalá)
· Juan Talega – 13 (Se admite
la letra/estilo que A. Mairena atribuye a Noriega “Si el mundo tuviera asas”)
· Roesna 1 – 3
· Roesna 2 – 0
· Antonio Mairena 1 – 0
· Joselero – 0 (Parece que
la versión híbrida de estilos Juan
Talega-Juaniquí de este cantaor de Morón no cuaja en los concursos
alcalareños, lo que no quiere decir que no sea una soleá de hermosa factura.)
· Jilica
1-
2
· Jilica
2
- 0
Es
agradable escuchar en concurso los estilos de La Roesna que se suelen cantar muy poco, y como novedad, en esta
edición hemos escuchado también uno de los estilos de La Jilica de Marchena, de gran implantación en Alcalá, en boca de Lucía Beltrán (Trigueros, Huelva) y
Carmen Santiago (Huelva). A ver si cunde el ejemplo.
Carmen Santiago |
Las letras
Hay
letras de soleares con mucha “sustancia” y otras que sin tener un gran valor
poético, nos transportan igualmente hacia un estado de bienestar, de disfrute,
seguramente porque las asociamos a personajes o momentos especiales. Son las letras clásicas que cantaban Manolito
el de María, Juan Talega, Antonio Mairena… Por otro lado, hay que destacar a varios
intérpretes que tuvieron el mérito, bien de buscar bonitas coplas octosílabas
de 3 y 4 versos que adaptaron a los diferentes estilos de soleares de Alcalá o
bien de cantar nuevas composiciones, como Carlos Guillén (Mairena del Alcor),
Antonio Sánchez (Coria), Lucía Beltrán (Trigueros), Rafael medina (Almonte),
Carmen Santiago (Huelva), Paco Giráldez (Mairena del Alcor), Antonio Ortega
(Mairena del Alcor), Vanesa González (El Viso del Alcor), Araceli Campillos
(Lucena), Manuel Romero (Sevilla),
Miguel El Canario (El Saucejo), Manuel Reyes (Huévar), Cano Berlanga, El
Jaro (Villa del Río), Manolo Cordero (Cabezas de S. Juan), Pepe Manfredi (Aznalcóllar),
Antonio Nieto (Lucena). Felicidades a tod@s ell@s, ya que su esfuerzo no ha
pasado desapercibido.
Algunas ideas:
· La
duración excesiva del cante no beneficia al intérprete y además se penaliza.
Realizar 4 o 5 coplas o estilos de soleares, ajustándose al tiempo máximo de 6
minutos, es suficiente para que el público y el jurado se hagan una idea de las
capacidades del intérprete. Algún intérprete ha ejecutado hasta 7 coplas por
soleá y para colmo lo ha hecho repitiendo estilos de Alcalá.
· No
conviene repetir estilo. El uso de distintos estilos de soleares de Alcalá y el
orden en el que se combinan indican el conocimiento que el intérprete tiene del
grupo de soleares de Alcalá.
· Las
soleares de Alcalá se pueden hacer pausadas o más rítmicas. Personalmente las
prefiero más rítmicas. Lo mismo me ocurre con las seguiriyas, aunque en el
flamenco hay intérpretes que te revuelcan de gusto con su cante de cualquier
manera. Pero de éstos, desgraciadamente hay pocos, y abundan los recursos
operísticos en el flamenco. Como decía un anuncio de la tele “la potencia sin
control no vale de nada”. El cante hay que “recogerlo”, mecerlo y sentirlo.
Luego están las cuestiones técnicas de compás y afinación, que no son cosas
livianas o de poco mérito y requieren mucho esfuerzo y aprendizaje. Todo
cuenta.
Anécdotas y
curiosidades:
Como
curiosidad decir que hubo un joven intérprete de Sevilla, Frasco del Chacón,
que interpretó las soleares puesto en pie y micrófono en mano. Todavía tiene algo que aprender respecto a las soleares, pero no me negarán que tuvo arte.
Un par de concursantes entremetieron estilos no
admitidos como soleares de Alcalá, en concreto:
· el
estilo de la Serneta 3 (Utrera) con
una atípica letra de Manuel Torre de extensa métrica del verso “Que tu querer ha terminao/yo me creía que
había sío un ensueño/y a lo pasaito, pasao”
· el
estilo de El Quino (Triana) que
cantaba Platero de Alcalá con la letra “Abujitas
y alfileres/se las claven a mi gitana/cuando la llamo y no viene”. El
concursante usó la letra “Compañera no regañes…”. No es la primera vez que
se canta este estilo como soleá de Alcalá y realmente no tiene gran importancia
de cara al jurado si se hace en la fase clasificatoria. Al público no le
resulta extraño e incluso agradece la novedad. Personalmente, y en honor a
Platero, creo que debería admitirse a concurso para darle más amplitud y
colorido, pero esto es sólo una opinión personal.
Otros
cantes:
Esta edición del concurso ha sido algo pobre en
cuanto a la variedad de cantes o palos del flamenco interpretados. Los palos
más cantados han sido, después de la soleá, las seguiriyas, cantiñas, bulerías
y tientos-tangos.
También han sonado en alguna ocasión y de forma
esporádica; malagueñas y abandolaos, granaína, petenera, farruca, milonga,
guajira, mariana, caña, fandangos naturales, minera, taranta y tonás.
El
concurso:
Ya
he manifestado en más de una ocasión que soy partidario de los concursos, a pesar
de que puedan tener algún aspecto negativo.
Como
aspectos positivos hay que destacar que los concursos de cante:
· Promocionan
y divulgan el flamenco.
· Mantienen
vivo el flamenco clásico, el flamenco de base, elevándolo a la categoría de
otras músicas clásicas.
· Fomentan
la preparación musical y el estudio de los estilos por parte de l@s
concursantes.
· Dan
vida a muchas peñas flamencas y constituyen una parte muy importante de su
actividad.
· Hacen
una promoción turística de la localidad.
· Los
ganadores y demás concursantes seleccionados para las finales son premiados y
reconocidos, hecho que contribuye a su promoción artística.
· El
público disfruta con el espectáculo
Como
aspectos negativos:
¾ Se
evalúa el cante de un artista en un momento, un lugar y en unas condiciones
determinadas (p. ejemplo; un público frío
o poco público…), sin tener en cuenta otros factores.
¾ La
desilusión puede afectar a algunos participantes al no ser seleccionados.
Pueden llegar a creer que no tienen determinadas cualidades para realizar un
determinado cante, o que su voz no es apropiada… aunque esto ocurre poco según mi experiencia, porque el/la aficionado/a
al cante va a continuar cantando siempre por encima de todo y de todos.
¾ En
ocasiones la elección de un ganador es muy difícil, bien por la alta calidad de
los competidores o bien por todo lo contrario. Para la elección, en el primer
caso el jurado no tiene más remedio que recordar y comparar pequeños fallos o
matices que realmente tienen poca importancia, lo cual conlleva algo de
injusticia y bastante subjetividad, porque hablamos de arte, no de matemáticas.
En el segundo caso, resulta bastante descorazonador para los componentes de un
jurado, dilucidar cuál de los finalistas ha sido “el menos malo” (pido perdón por la expresión pero creo que ayuda a
comprender el concepto). En estos casos, está la opción de dejar algún premio “desierto”.
Personalmente reconozco que no tengo una opinión firme al respecto, ya que no
estoy seguro del alcance de los beneficios o perjuicios que este hecho puede
aportar a un concurso. Puede que el
concurso trate así de mantener un cierto prestigio, pero evidentemente los
artistas salen perdiendo.
¾ La
elección de un jurado excesivamente chauvinista o localista, que beneficie a
los artistas locales, perjudica a los concursos en general ya que desanima a
los participantes y pierde el respeto del público.
¾ Los
intereses económicos o comerciales de productores musicales, mánagers y
familiares de concursantes, profesores y enseñantes de este arte que presentan
a sus alumn@s a concurso, peñas flamencas, políticos y políticas entrometid@s,
etc… pueden llegar a ser un ariete en la línea de flotación de cualquier jurado.
Los comentarios para desacreditar a un jurado, o poner al jurado a favor o en
contra de un artista, o de un determinado estilo de cante (camaroneros, caracoleros, marcheneros…), tanto si se realiza in
situ en el desarrollo del propio concurso como a través de las redes sociales,
por parte de estos colectivos citados, tienen un claro perfil acosador cuando
se oculta el verdadero interés que les mueve a actuar de esa forma.
Evidentemente es legal, pero en su caso no creo que sea legítimo. Cuando
alguien se inscribe en un concurso, debe aceptar las bases y por tanto, la
posibilidad de no obtener premio.
Por
otra parte, discrepar del veredicto de un jurado es otra cosa, que es normal y
consuetudinaria a los concursos. Si todo el mundo estuviera de acuerdo con el
veredicto del jurado, los concursos perderían parte de su gracia.
Hay
que tener en cuenta que la primera cualidad de un miembro del jurado, además de
ser aficionado, es “tener gusto en el flamenco”, y el gusto de cada uno no
suele coincidir. Si además el jurado posee conocimientos más extensos sobre
cualquier rama o ciencia del flamenco (cante, baile, toque, música, historia,
literatura…), pues mucho mejor.
A
veces nos quejamos de la baja calidad de los concursos, pero debemos darnos
cuenta de que ya no vamos a ver en lo alto del tablao a la Niña de los Peines,
a Mairena, Caracol, Marchena, Camarón… Pero en cambio vamos a ver a gente que
siente pasión por el flamenco, que se ha desplazado desde su lugar de
residencia con el esfuerzo de su familia/amigos en muchos casos, que ha estudiado
y preparado los cantes, que reprime los nervios y trata de sacar lo mejor de sí,
que se ha “jartao” de pastillas porque viene con media gripe en lo alto, en
fin, gente que merece un respeto por subirse a un escenario y esforzarse, gente
que, por desgracia, pertenece a una minoría dentro del mundo musical moderno.
Creo realmente que lo que ocurre es que nos volvemos muy exigentes y en un
tiempo donde casi no quedan mitos vivos del flamenco, todavía necesitamos ese “pellizco”
que rara vez encontramos en un concurso. Pero es lo que hay, y por ello no hay necesidad
de machacar u ofender a los participantes de un concurso o a sus
familiares/amigos pregonando que un determinado concurso no ha tenido calidad,
porque además, suele ser una mentira “a medias”, como mínimo.
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