jueves, 27 de septiembre de 2012

¿Está desfasado el mairenismo? (2ª parte)


Uno de los puntos flacos del mairenismo es que en la actualidad existe un sector de aficionados inmovilistas que continúan siendo afines a la ideología mairenista de los años 60 (no digo que el mairenismo de hoy sea inmovilista, afortunadamente), quizás porque entienden que criticar la obra escrita del maestro Antonio Mairena supone su desligitimación o minusvaloración como artista, aunque yo creo que no tiene nada que ver siempre que la crítica sea constructiva, claro. También puede ser que honradamente crean en sus tesis y que no se hayan molestado en escuchar o leer nada de lo dicho y publicado en los últimos 50 años, pero esto último lo considero bastante improbable. Estoy seguro de que se sorprenderían estas personas si escucharan hablar hoy día al Maestro de los Alcores, si esto fuera posible. Hay que señalar que suelen ser muy buenos aficionados por lo general, pero me sorprende y me descoloca cuando escucho ciertas opiniones y observo algunas actitudes hostiles hacia otros sectores del flamenco que yo daba por superadas, porque el flamenco como arte es cuestión de gustos. Me gusta o no me gusta... y poco más, pero de ahí a escuchar como yo he oído "éso no vale ná..." cuando un artista se ha bajado del tablao, no me parece correcto, y esa es la actitud que yo siempre estaré dispuesto a criticar, aunque el artista tampoco me haya gustado lo más mínimo.
Por otro lado existe un sentimiento de propiedad por parte de los gitanos andaluces sobre una parte importante del Flamenco debido a los cantes que se consideraron y en general se siguen considerando "gitanos", sentimiento que se constituye en motivo de orgullo y seña de identidad irrenunciable, que cuenta con el soporte de la importantísima aportación de la tradición gitana al Flamenco . Este es el meollo de la cuestión.
A cuenta de este factor étnico, algunos denuncian la existencia de una especie de racismo por parte de acérrimos gitanófilos y de gran parte de los propios los gitanos andaluces en el sentido de que se le atribuye al artista un mayor mérito por el hecho de ser gitano, y algo de eso hay, porque yo mismo lo he podido comprobar en actuaciones y concursos, donde las palabras "sonar gitano, tocar o bailar gitano" se quieren tomar al pie de la letra en vez de considerarlas un bonito cumplido flamenco, tanto si va dirigido a artistas gitanos como a no gitanos. Pero también es justo no olvidar que el mérito de este cumplido se le debe a los gitanos, obviamente.
A pesar de estas consideraciones, en general pienso que con esta actitud posesiva sobre una parte del Flamenco, tratan de mantener en alto una bandera que ha supuesto tanto reconocimiento después de siglos de persecución a un pueblo y décadas de indiferencia o desprecio hacia estos artistas. Un exceso de celo en la custodia y el temor a desfigurar la herencia recibida ha provocado en algunos de estos defensores el que se pretenda enjaular y custodiar una importante parte del Flamenco, olvidando que la evolución suele formar parte de la naturaleza del verdadero artista y creador, como lo fue el propio Antonio Mairena y que en el Flamenco como en todas las artes, los artistas copian y extraen ideas de otros artistas, de otras músicas y de su entorno sin importar su raza o procedencia, por lo que en stricto sensu no existe "lo puro", sino más bién todo lo contrario, todo en el Flamenco es mestizage en mayor o menor medida, pero mestizaje "amoldado" que ha encontrado acomodo en el hábitat flamenco. Por lo que, por otra parte, también es lícito hablar de "lo puro" en el Flamenco, de lo auténtico, de lo que significa la esencia del arte en cuanto a transmisión de sensibilidades y sentimientos en clave flamenca. Me explico, hay intromisiones en el Flamenco que no se amoldan a este hábitat, a este entorno natural, a esta herencia cultural. 
Esta curiosa dualidad se da en el Flamenco y es perfectamente compatible. 
Siempre recordaré un acto flamenco en la Casa de la Cultura de Alcalá de Guadaira, donde el tocaor jerezano Manuel Morao se vió en el compromiso de improvisar una conferencia y habló sobre el cante gitano-andaluz. Al finalizar la charla, no estando muy seguro de haber convencido plenamente a la audiencia, pronunció las siguientes frases "... es lo único que tenemos (los gitanos)...no tenemos escritores gloriosos, ni héroes, ni pais propio porque éste es nuestro pais... así que ésto (este orgullo de ser flamencos) es lo único que tenemos." Esta sentencia me hizo ver la enorme importancia que para un gitano flamenco tiene la faceta filogitanista del mairenismo, que una mayoría de gitanos defenderá siempre y en todo lugar, independientemente de la consideración que le puedan profesar a Antonio Mairena como artista y maestro.



Antonio Carmona, gitano y mairenista de pro
En resumen, es una realidad que existe un Mairenismo en la actualidad que aglutina un importante sector de buenos aficionados flamencos. Este sentimiento mairenista responde hoy día a los gustos e inquietudes de estas personas que se han acomodado a esas formas flamencas y disfrutan con la herencia cantaora de Antonio Mairena. A mi me admira esa fidelidad tanto por parte de gitanos como de no gitanos, y participo del gusto y del paladar con que se saborea el Flamenco desde esta perspectiva.

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